Hace algún tiempo a la entrada de un
gimnasio se podía ver un cartel con la foto de una chica de físico espectacular
con el escrito: "Este verano, ¿quieres ser sirena o ballena?"
Se cuenta que una mujer, de la que no conocemos su aspecto
físico, respondió a esta pregunta de la siguiente manera:
"Estimados señores: las ballenas están siempre rodeadas
de amigos (delfines, focas, humanos curiosos), tienen una vida sexual muy
activa y crían a sus pequeños con mucho cariño. Se divierten como locas con los
delfines y comen gambas hasta empacharse. Nadan todo el día y viajan hasta
lugares fantásticos como la Patagonia, el mar de Barens o las barreras
coralinas de Polinesia. Cantan estupendamente y algunas veces hasta graban CDs.
Son animales impresionantes y muy queridos, a los que se defiende y admira en
todo el mundo.
Las sirenas no existen. Pero si existieran harían cola en la
consulta del psicólogo debido a un problema de desdoblamiento de la
personalidad, ¿mujer o pescado?
No tendrían vida sexual y no podrían tener hijos. Serian
graciosas, es cierto, pero solitarias y tristes. Y además, ¿quien querría a su
lado una chica que huele a pescado? Sin lugar a dudas, yo prefiero ser una
ballena. En una época en la que los medios de comunicación nos meten en la
cabeza que solo las delgadas son bellas, yo prefiero comerme un helado con mis
hijos, cenar con mi marido, comer y beber y divertirme con mis amigas.
¿Ustedes?"
Yo, sin duda, tengo el corazón de una ballena